Fragmento del cuento premiado
Los autos no flotan - Por Mariela Ghenadenik
1.
Ayer sentí
que la casa se movía otra vez. Encendí el noticiero, tal vez hubo un terremoto
del otro lado de la Cordillera. Ya pasó una vez y, aunque Julia diga que no,
las paredes, el piso y el cielorraso se quedaron impregnados con las ondas
electromagnéticas que interfieren con la sinapsis de mi cerebro y por eso no
puedo dormir de noche.
2.
Es un
cilindro lo que me pasa, no encuentro mejor manera de explicarlo. Y qué es un
cilindro, me pregunta mi terapeuta.
Yo le explico
que desde el día en que creí que había habido un terremoto en Chile, mi casa se
movió, algo se desenganchó y esas ondas electromagnéticas interfirieron adentro
mío. Él insiste en que trate de encontrar otras palabras para decir lo que siento.